Hay que reconocer ante todo, que no le ha faltado valor. El debutante director andaluz Paco Cabezas, se ha liado la manta a la cabeza y se ha ido a Argentina a rodar su primer largometraje, que también ha sido escrito por él. Una cinta de terror, que mezclará una historia de fantasmas del pasado con las desapariciones y torturas que a finales de los años setenta se vivieron con la dictadura argentina.
Cabezas, era dependiente en un videoclub (la idea de friki al estilo Kevin Smith ya no me la quita nadie). Admite como buen conocedor de la materia, que el género de terror está lleno de convencionalismos y reiteraciones, con estructuras prácticamente idénticas en la mayoría. Por eso dice que se ha esforzado mucho en mostrarnos algo diferente, con escenas realmente impactantes, algo que estará por ver. Pero no puedo evitar darle un voto de confianza a alguien que pone como ejemplo del terror más puro, la intrigante pelotita de Al final de la escalera. Ese tipo de películas si que te ponían los pelos de punta.
No es que desprecie el cine de terror violento o con vísceras. Soy de los que voy gustosamente a ver cada saga de Saw o de los que desean que se estrene Martyrs en los cines para comprobar si es verdad lo de las arcadas. Pero disfruto mucho más con una buena historia paranormal, como espero que sea el caso, con espíritus, posesiones o de lo que vaya esta vez la trama.
Si la atmósfera creada es decente, tiene una cantidad no muy elevada de sustos y no insulta a mi inteligencia, me daré por satisfecho.