Nacho Cerdá, director acostumbrado a flirtear con el género del terror en el cortometraje, nos trae en su primera película una historia de casas encantadas ambientada en Europa del Este. El regreso a las raíces supone, como muchas otras veces, descubrir el velo de un pasado terrible y olvidado.
En palabras del director, el cine de terror es eminentemente sensorial, por lo que previsiblemente nos hallaremos ante un excelente uso del sonido y la fotografía. El cine de terror español -o al menos con toque español- parece tener que recurrir a presupuestos norteamericanos, renunciando en parte a su esencia, para salir adelante. Un claro ejemplo de esto lo encontramos en películas como Los Otros o la menos excelente La Monja. Puede decirse que nuestro cine, que cuenta con directores muy interesantes dentro del género, intenta abrirse paso en el panorama internacional, a medio camino entre las ideas propias y las adoptadas de otros mercados, tratando de buscar un estilo diferenciador difícilmente posible hoy en día. De todos modos, no cabe duda de que Nacho Cerdá trata en todo momento de contar una buena historia y no se puede exigir ni más ni menos a su film.
El éxito de Los abandonados en diversos festivales, incluido Sitges, augura una buena película que, sin embargo, un servidor prefiere observar con cierto escepticismo. Espero equivocarme.