No hace mucho, veíamos una locura
genial en cartelera: Holy Motors. Resulta refrescante en
ocasiones disfrutar con cine excéntrico, bizarro, que nos saca un
poco de los cánones habituales. Pues bien, aquí tenemos otro
ejemplo con una de las películas más alabadas del año. Se pudo ver
en el festival de Berlín el año pasado, donde se hizo con el premio
Fipresci.
Se trata de la última película del
portugués Miguel Gomes, un director con pocos trabajos aún
pero ya con muchos premios. Este es un buen momento para empezar a
conocerle. Sobre la trama, sobre las extrañezas, es mejor no hablar
demasiado, porque gran parte del interés de este tipo de cine es que
nos sorprenda, lo cual es siempre deseable, pero en este cine, si
cabe, más.
Está claro que no es apta para
cualquier espectador. Será necesario algo de mente abierta para
afrontar un cine diferente, así como cierta tolerancia a una apuesta
formal algo arriesgada, que empieza ya con el blanco y negro y cierto
gusto por el feísmo. Para quien busque algo nuevo y bueno.