Llega a estrenarse en nuestra cartelera el último trabajo del muy particular director argentino Carlos Sorín. Se trata de un director que ha ganado fama y reconocimiento, sobre todo, a nivel festivalero con títulos como El camino de San Diego; Bombón, el perro o Historias mínimas. Su cine es social, pero no documentalista. Trata de historias muy humanas, pero siempre con un intento por lo poético, en lo cotidiano y en lo inusual de un tono cuasi épico.
Abiertamente declara que su película contiene un guiño a Chejov, a esos cuentos en los que aparentemente nada pasaba, pero que escondían una tempestada de sentimientos. Haceros a la idea de planos estáticos, de silencios, de esperas, de una película que trata sobre la vejez y que no creo que se salga del renglón marcado. Incluso el propio Sorín afirma que su película le recuerda a la obra maestra Fresas salvajes, de Ingmar Bergman.
La película está interpretada por Antonio Taco Larreta, escritor ganador del Premio Planeta por su novela Volaverunt.
No sé, por mucha pose que encuentro tras Carlos Sorín, me parece que su cine es una oda a las intenciones y cuyo resultado nunca termina de conectar muy bien conmigo. Triunfará entre la tercera edad y quienes tengan alma festivalera.