En todas partes cuecen habas. Lo hemos visto muchas veces. De repente se pone de moda tal o cual género y empiezan a salir películas de ese género como churros. Aplican la receta fácil y a ganar dinero. Tomaré como ejemplo el terror japonés. Aunque quizá también me valga como ejemplo "Sa-Kwa" o "Spider Forest" hablando del género de cine coreano, tan en boga últimamente, gracias al esfuerzo de Kim Ki-Duk ("The samaritan girl", "Primavera, verano, otoño...", "Hierro 3" o "El arco") y otros.
¿Por qué digo todo esto? Porque, en esencia, me parece que la única cinta oriental representante de la Sección Oficial del Festival de Cannes 2006, está construída al calor de la forja de esta teoría: película china + película oriental = cine lírico denuncia + erotismo gratuito + ritmo pausado y duración forzada. En fin, que uno se congratula de ver películas como "Xian Ri Kui" en el Zinemaldia 2005, pero no quiere que le engañen como a un chino con una fotocopia de una fotocopia.
Al final lo que justificará mis estrellas amarillas es una dirección forzada al servicio de la ingeniería visual oriental.