El director de “La ducha” se llevó con esta película la concha de plata a mejor director en el Zinemaldi. Ahora vuelve, con esta historia intimista, que habla de pequeñas y a la vez grandes cosas. Habla de la vida de un hombre. Desde una óptica tranquila y bien rodada.
Cine oriental sin violencia, que también lo hay. Tenemos una de las películas que hay que ver de la sección oficial. Una apuesta, yo diría, poco arriesgada, si a uno le interesa este tipo de cine, de media sonrisa y lágrima agridulce.
Y por qué no decirlo, ¿a quién no le apetece ver una película china? Y si no, mejor no ir al festival.