Un nuevo intento del cine patrio de encontrar su hueco en los géneros más comerciales. Que si casa perdida en el bosque, que si sangre, que si personajes jovencitos y marginales, que si esquizofrenias y cuchilladas...
Vamos, que nos intentan colar una suerte de terror adolescente pasado por un filtro más sangriento, desmedido y extremoso, sumándole a la ecuación un tonillo castizo que tan propio le es a nuestro cine.
Así las cosas, el hecho de que el proyecto haya logrado atraer a Óscar Jaenada o a Eloy Azorín no es, para mí, demasiada garantía. No lo es porque bien sabemos que el actor español, por mucho que quiera, tiene que hacer un poquito de todo si quiere ser actor de cine y no de tele (caso en el que tendría que hacer todavía un poquito más de todo). Además, ni Jaenada ni Azorín son ninguna vaca sagrada del cine español como para andar con exigencias. Al menos, no todavía.
Ojalá me confunda y nos llegue un producto, al menos, fresco y disfrutable (más que eso difícil lo veo) pero, de momento, seré todavía más escéptico.