El director y guionista José Antonio Quirós, vuelve a la carga con una historia social, con la reivindicación de una idea por bandera, como ya hiciera con Pídele cuentas al Rey, cambiando la mina por una central térmica. Una amigable tragicomedia española, con mensaje incluido, de las que no disgustan, pero tampoco despiertan pasiones. Bien hay que decir, que ha sido seleccionada para el Festival de Tokyo y tuvo muy buena acogida en el Festival de Cine del Medio Ambiente (ya vemos por dónde irán los tiros).
Está protagonizada por el inconmensurable Celso Bugallo, a quien su madurez ha traído papeles que ha bordado como en Mar adentro, Pudor o La noche de los girasoles y Gary Piquer (La caja Kovak, Oculto).
Si la fotografía está cuidada, el guión mantiene su lógica y las interpretaciones, algo que me niego a dudar, son mas que aceptables, merecerá la pena sentarse a ver con buena predisposición esta cinta y sumergirse en la vida cotidiana de un pueblo que tiene algo que decir.