En 1614, Japón, un anciano líder y una decisión importante para elegir al sucesor entre sus dos nietos. Con esto parece bastante. Estas historias con el amor de por medio de una manera tan cautiva terminan por encantar, además de por sus trazos poéticos, por su potencia visual y el interesante mundo aparte que necesita la tradición de sus clanes.
Clanes enfrentados, y actuaciones políticas que se eternizan pero con un saber estar como pocos saben hacer en cine. Esta producción viene refutada por las anteriores de igual índole, pero bien es cierto que el que no quiera ver a ninjas de la época corretear porque ya ha probado y no le va, pues que no lo intente. Historias concretas, extensas y preciosistas, a mí siempre me llama la atención.