Crítica de la película Star Wars: las guerras clon por Romulo

Mala apuesta, esta. Suena y responde, únicamente, al enésimo intento de George Lucas por seguir explotando a la gallina de los huevos de oro, por seguir sacando hasta el último centavo de su franquicia. Y con el mínimo trabajo posible. Él, a estas alturas, hace poco o menos. Nada. Se limita a poner la mano. Prueba de ello es que en los créditos de esta película figura en conceptos como "creador del universo y los personajes", y zarandajas semejantes.

Con Las guerras clon nos ofrece la enésima historia entretiempos, ateniéndose -dice- a los tiempos muertos que alguna de sus últimas películas, los episodios más recientes, no recogían. Empieza a darnos igual, la verdad.

Sobre todo si lo hace con un producto abiertamente de segunda división. Porque, reconozcámoslo, recurrir a la animación es tirar del filón fácil: más barato y aprovechando que es un género y un formato que pasan por una época de reconocimiento público. Pero Lucas y sus acólitos nos vienen con una animación de segunda o incluso tercera fila: poco nos van a aportar en ese aspecto, ni técnica ni artísticamente. Muñecos inexpresivos blandiendo sables láser en peleas sin emoción ni demasiado ritmo.

Habrá mucho ruido. Eso es seguro. Y explotarán todo lo que puedan los himnos sagrados compuestos por John Williams... aunque el poco interés artístico de Lucas en el film queda de nuevo demostrado al comprobar que el resto del score lo firma otro compositor, Kevin Kiner.

Respecto a lo que tenga que contarnos, poco nos interesa el devenir de personajes secundarios que no tuvieron su hueco en las trilogías "auténticas", y menos aún sabiendo que de los personajes principales conocemos sobradamente su desenlace, su futuro, sus respectivos finales.

Al final, Las guerras clon no responde a ningún motivo concreto más allá del puro negocio: gasto modesto, esfuerzo mínimo, e interesantes beneficios económicos. Lucas, a lo suyo.