Adam Sandler, Kate Beckinsale y hasta Michael Knight sin su coche fantástico pisarán Donostia para apoyar esta película. Y es que una peliculilla como esta en un Festival de Cine no pega ni con cola y ante el probable despelleje, los actores, honrados ellos, cual Alatristes del Séptimo Arte, han ofrecido su apoyo de brillo y glamour para que la sangría sea menor.
La coña es exagerada y me la permito porque me sale de los huevos, pero lo que es evidente, y ya sé que me repito, es que una comedieta como esta no pega en el Zinemaldia... más que para traer un par de caras guapas a la ciudad.
Cierto es que la peliculilla de marras tiene dentro a gente interesante. Sandler de un tiempo a esta parte ha logrado meter su jeta de vecino tonto en algunos títulos interesantes (véase Punch Drunk Love, de Paul Thomas Anderson). Y Christopher Walken siempre aporta desde la segunda fila... Lo que ocurre es que también sabemos que Sandler ha hecho mucha comedia estúpida y que Walken ha hecho mucho secundario en auténticos bodrios (sin ir más lejos, ahí está Domino).
Por lo demás, lo que la publicidad, el marketing, su repetitivo y típico cartel y mi propia intuición me dicen es que, seguramente, estemos ante la enésima comedieta yankee, vacía y además estúpida (que tiene su mérito), con romanticón final feliz y con un par de buenos gags, seguramente en boca de alguno de sus personajes secundarios. Puede que me confunda y que esta sea una de esas pocas comedias vacías y estúpidas que son interesantes (sin dejar de ser vacías y estúpidas, subrayo), pero... de momento no espero nada más.