No espera demasiado, ni poco, ni siquera algo decente que respirar de este más de lo mismo, del gran maestro Cheeve, con un Williams que ya se mete en camisa de once varas.
Las aportaciones de un guión roído a capricho para hacerlo encajar en las vacaciones estivales, dejarán mucho que desear a unas actuaciones exageradamente desmedidas y malas en busca de una risa cómplice de fin de semana de cine mascado.