Los problemas que me ofrecen comedias románticas que tratan de reflexionar de forma medianamente profunda, en este caso sobra la crisis de mediana edad, es que terminas por confundir las dosis de humor con lo que en realidad se baraja en la pantalla. Los dramas son dramas y las comedias comedias, conjugar ambas siempre a de ser si una de ellas vence.
Con la singular valentía para hacer reir, que es sin duda lo más complicado, la película se mostrará ligera, pero en los momentos en que de verdad haga su entrada la tristeza y reflexión seguro que a muchos espectadores nos apetecerá dejar a un lado tanta risa y centrarnos más en lo que hay. Difícil de acomodar pero osado, tiene buena pinta.