A un lado del cuadrilatero tenemos a uno de los pesos pesados más respetados de Hollywood: Clint Eastwood. Con muchos años a sus espaldas como director, nos ha ofrecido joyitas como “Sin Perdón” o “Media noche en el jardín del bien y del mal”. Sus películas suelen ser sólidas y de buena factura.
Al otro lado tenemos no a un luchador sino a varios que combatirán en grupo. Para empezar la joven Hilary Swank, y quienes pensamos que esta chica está sobrevaloradísima y que no ha demostrado aún su valía tememos que pueda ganarle el combate al viejo Clint. Aunque bien es sabido que en dirección de actores Eastwood suele salir victorioso, aunque eso sí, rodeándose de los grandes. Sigamos, junto a Hilary se encuentran dispuestos a dar guerra los guionistas, uno de ellos, F.X. Toole ha escrito los relatos cortos que dan pie a la historia, y adaptándole Paul Haggis, que por mucho que lleve dos Emmys debajo del brazo, no deja de ser un guionista de televisión. Una gran dificultad para sacar una película grande por parte de Eastwood. Y más teniendo en cuenta que la historia vista así a priori, como vemos las cosas en precríticas, apesta un poquito, que a estas alturas ver la historia de un viejo entrenador de grandes glorias intentando sacar adelante a una joven con mucha voluntad y poco a su favor... puag!
El árbitro de todo esto es Morgan Freeman, porque él es imparcial, le da igual meterse en un pestiño o interpretar grandes papeles como ya hizo con su amigo en “Sin Perdón”.
El combate se presenta muy duro, y las apuestas están a favor de Clint claramente por todos los premios y nominaciones que avalan a la película. Desde mi condición de público confiaré en que él gane el combate, pero no creo que lo consiga hasta que la campana suene varias veces. Dejémoslo en cuatro.
Lo que si está claro es que si gana este combate se las tendrá que ver en la final con el amigo Scorsese, y creo que eso ya va a estar más difícil.