Uno sabe que va a asistir a un retrato de juventud del Che y quizás por ello le sorprende lo liviano, durante gran parte del metraje, de esta película. Incluso en los primeros contactos de Ernesto Guevara con la pobreza y la injusticia en Sudamérica. Sin embargo, la película alcanza un mayor sentido y una mayor fuerza lógica según avanza hacia su parte final, según Ernesto va tomando conciencia, según en el personaje de Fuser va asomando, poco a poco, la personalidad de quien será el Che. Y hay que aclarar que la película no culmina con él convertido ya definitivamente en el Che, sino que es el primer viaje iniciático, los primeros contactos, los primeros síntomas, es el retrato de la semilla de la que saldrá la futura personalidad del Comandante.
A la película le chirrían, quizás, esos poquitos episodios en los que Ernesto 'Fuser' Guevara y su amigo el doctor Granado se encuentran con campesinos que les relatan como les han echado de sus tierras impunemente y como han sido literalmente abandonados a la pobreza. Digo que chirrían porque da la impresión de que esos personajes están puestos en el guión para soltar esa 'información' a fin de que cale hondo en la conciencia de Fuser. Aparecen, por corte, casi directamente declamando su desgracia con acentos bolivianos cuya tristeza contrasta con la alegría del acento argentino de Guevara y Granado, terminan y listo. O casi casi. (Tan solo la primera pareja que relata sus desgracias a Fuser tiene un poco más de minutos en pantalla, con la escena en que esperan ser elegidos para trabajar en las minas.) Aún así, es cierto que seguramente poco más contacto tuvo que tener Ernesto Guevara en su viaje... pero algo, algo, aunque sea un poco más... porque uno no cuenta sus desgracias, así porque sí, al primero que se cruza en su camino.
Tampoco quiero excederme comentando esto porque la película me ha encantado. Tiene un sentido del humor maravilloso, que no me esperaba. Una puesta en escena vigorosa, muy viva, y que huye de los típicos encuadres y la típica fotografía de las películas de viajes. Preciosas, también, esas imágenes (casi fotografías) que muestran a los auténticos nativos, los habitantes por derecho -en su miseria- de Sudámerica; la iluminación, la fotografía, el trato de la luz en esas imágenes en blanco y negro hace que por tono y matiz las figuras casi se confundan con el fondo, como si formaran parte de esa tierra, de esa Sudamérica; guiando intelectualmente esas 'fotografías' vivas a esa misma idea que promulga Ernesto Guevara: Sudámerica es una en la Pampa, en los Andes, en el Amazonas.
La película, esto es importante, acierta de pleno (aunque es cierto que la admiración que los responsables de la cinta sienten hacia la figura protagonista se hace evidente) en el retrato de Ernesto Guevara, en su toma de conciencia, en su evolución y, sobre todo, en su crecimiento hacia la madurez, que va de la mano con una adquisición paulatina de fuerza, carisma, capacidad de liderazgo. El que al comienzo de la película es un chaval, un estudiante hijo de burgueses, tímido y que liga lo suyo pero mucho menos de lo que podría, al final es perfectamente presentado como un joven consciente, comprometido, deciso, y con un magnetismo inmenso: es como un imán, todos le escuchan, todos le miran, todos le atienden, todos le hacen caso y todos le quieren.
En esto, hay que decirlo, gran parte del mérito es de Gael García Bernal (quien ya encarnó al Che en una miniserie de TV titulada 'Fidel'). Gael está inmenso, pletórico en su trabajo. Él es, primero, ese estudiante de medicina decidido pero siempre cauto a la sombra de su amigo el doctor Alberto Granado, simpático y guapo, que liga porque las chicas le ligan, no por iniciativa propia, él hace creíble ese perfil fácil sin ningún problema; él mismo, después, con un trabajo soberbio, va dotando al personaje, paultinamente, con una evolución que sorprende, como si realmente le hubieran filmado a lo largo de los meses, de un poso de entendimiento, de conciencia, de preocupación, que luego se torna decisión, compromiso. Y finalmente, es él, Gael, quien adquiere la fuerza y el carisma que hace que, igual que quienes rodean a Ernesto 'Fuser' Guevara le miren, les escuchen, le hagan caso, exactamente igual, el público mire a Gael, escuche a Gael, haga caso a Gael.
Y recuerden: Todo esto interpretando con un acento que no es el suyo (él es mexicano). De premio.