Crítica de la película Ladrones por Obi-Wan

Muchas cosas buenas, y otras no tanto, pero la belleza y el simbolismo, han acabado por engatusarme a la salida del cine.

Jaime Marqués no se limita a contarnos una historia cualquiera de carteristas. Profundiza en sus personajes, y nos hace ver la cara oculta de las cosas, como que es difícil escapar a un destino determinado y que compartir un secreto, une mas a las personas que cientos de cosas cotidianas confortables. Nos seduce con escenas llenas de miradas encontradas y roces de manos, de planos cercanos e íntimos y de una cierta tristeza que inunda muchas imágenes.

Impresionantes los dos protagonistas. Juan José Ballesta ha dejado de ser ese eterno adolescente. Con una mirada adulta que asusta, consigue un magnetismo animal que engancha desde el primer momento. Este chico ha dado el salto hacia lo que era ya inevitable, un galán desaliñado que va a romper muchos corazones. Y su compañera María Valverde tampoco se queda atras, hipnótica y con una fuerza envidiable. Una pareja que espero de mucho que hablar.

La película tiene un comienzo un poco largo y con demasiada cámara lenta, que asusta ante lo que se nos puede venir encima. Pero despúes la trama retoma el rumbo. El personaje de Ballesta, es un joven recién salido de un centro de acogida, que inevitablemente acaba por caer en las redes de lo que mejor sabe hacer, robar carteras. Por casualidad conoce al personaje que interpreta Valverde, una chica bien, que hurta por gusto, a la que convence para trabajar juntos. Poco a poco la excitación de compartir ese secreto los conduce al deseo y finalmente al amor.

Algún tramo resulta levemente tedioso y la banda sonora, pelín justa y repetitiva. Un final trágico innecesario, que recuerda al de Collateral, empaña un poco la cinta, dejandote un regustillo a querer cerrar el círculo como sea. Aunque mejor eso que un temible final feliz.

Pero en definitiva, un film que si se rasca lo suficiente, tiene muchos detalles hemosos por mostrar.