Crítica de la película Mein Führer por William Munny

Parece que esta sátira, esta parodia de un judío suizo, sobre el personaje del genocida Adolf Hitler, no ha sentado demasiado bien en su estreno de Alemania, y no parece que sea por ofender al conocidísimo nazi sino porque por aquellos lares eso de reírse de un jefe de estado como aquel es como reirse un poco de lo que pasó, y eso es algo que no se escapa de la mente popular con facilidad.

Dani Levy, es un director que siempre busca el humor para sacar sus proyectos adelante, más o menos siempre medianamente bien recibido con esta cinta ha creado una controversia que en el resto del mundo no será tal, pero que no por ello harán de la película algo muy seguido. ¿Por qué?, porque no apetece ver estas cosas con el reclamo de El gran dictador y aquel estilo que pareció sentar cátedra. Se reía con humildad, con un homenaje cariñoso a sus gentes y a todo lo que sucedió, tiñéndolo de sueño que no ha de repetirse, y ahora, parece que hacer dinero con eso no está tan bien en algunas mentes pensantes. A mí no me parece mal, el humor es el camino, como dijo aquel, pero es que simplemente no apatece, más de lo mismo, exageración extrema y una simple curiosidad. No aporta.

PD: podremos ver la última grabación de Ulrich Mühe, antes de morir de cáncer, sí, el protagonista silencioso de la ganadora de un Óscar a mejor película extranjera, La vida de los otros.