Ahora que han cerrado a cal y canto Sol, quizá alguno tenga más tiempo para ir al cine y quizá alguno le apetezca ver una de esas películas de denuncia, de rebelión, de sentimientos empujados a golpe de ideal contra viento y marea. Y es que ésta es una de esas películas pequeñas, de apenas nombres, salvo el de Valeria Bruni Tedeschi, y que a buen seguro sólo se estrenará parcialmente en la geografía española y en V.O.S.
De su director no sabremos demasiado, salvo que es francés, se llama Romain Goupil, y es uno de esos directores franceses que sobreviven haciendo un cine social, de denuncia, y que logran tener su reputación, alternando con el género documental y con trabajos para la televisión. Su película más representativa es Mourir à 30 ans, por la que obtuvo la Cámara de Oro en Cannes y el Premio de la Juventud, allá por 1982.
Esta película, aviso con niños como protagonistas, sentará como un soplo de aire en una tórrida tarde de verano. No esperemos un retrato fino, quizá el director guste de estar con el altavoz remarcando lo que debemos querer y saber a través del juego manido de los niños, pero a buen seguro es una de esas películas con las que el ciudadano o esa parte de indignado de todos y cada uno de nosotros conecte y salga del cine pensando que aún queda mucho por hacer, aunque sea tomando una cerveza en una terraza, aunque sea escuchando al señor mayor diciendo qué bonita era la película.