Pongamos un ejemplo. Robert Rodriguez (ese mejicano que ha tardado más de lo esperado en bordar una película) demostró que se podía hacer una película de acción con muy poco dinero (“El mariachi”). Cuando obtuvo los resultados, volvió a rodar la película a modo de secuela que bien podría ser remake a lo grande, con explosiones, con Antonio Banderas, etc. Y es que su ópera prima tenía carencias de presupuesto abismales. Alguno me dirá que la primera tenía más chispa... pero vaya, que la otra es más película.
Y he puesto este ejemplo para comparar la situación con Clerks. Kevin Smith se hace un hueco en la escena con esta película de ínfimo presupuesto. A algunos nos hizo gracia. Ahora nos trae la secuela con unos cuantos ceros de más. Lo cierto es que “Clerks” tenía una fotografía difícil de ver, un sonido malo y unas escenas con cierto aire de improvisación... y yo me digo ¡ahí estaba parte de la gracia! Tenía ese cierto tono irreverente, de capricho personal, de enfatizar los diálogos porque realmente no había otra cosa. Un blanco y negro tan pobre que le daba un realismo añadido, como si esas anécdotas que se contaban en aquel supermercado las conociéramos de primera mano. Mucho me temo que todo eso se va a perder con el color, lejos de salir ganando, la película puede quedar muy perjudicada.
Naturalmente, debo parar un momento para hablar brevemente de la figura de Kevin Smith por si hubiera alguien que no lo conociera. Debería bastar con nombrar algunos de sus títulos (“Mallrats”, “Persiguiendo a Amy”, “Dogma”), para que el lector se haga una idea si ha visto alguno de ellos. Un tipo friki, pero friki de libro. Además de director y guionista, actúa en todas sus películas con el nombre de Bob el silencioso. Como comenta Beiger, es un escritor de diálogos. Recientemente ha dirigido “Una chica de Jersey” moderándose un poco pero sin perder su esencia.
Dicho todo esto, vuelvo a mi tesis. El color puede acabar con Clerks. Sin embargo, da la sensación de que Smith ha decidido ser contundente: si hay color, hay color. En lugar de querer conservar cierto tono de bajo presupuesto a tirado a colores llamativos, queriendo quizá demostrar que esto ya es otra cosa, que nos olvidemos de la primera. Que seguirá manteniendo su sentido del humor pero que hablamos de otra película. Por ahí puede estar la solución. Veremos si le funciona. Yo, por mi parte, le haré un hueco en la apretada agenda del mes de Septiembre, creo que puede ser una de esas pocas oportunidades de reir un poco en la sala.