Presupuesto mínimo, estrella magistral, guión una vez más de serie B, éxito a raudales. Una vez más el señor de los directores, el más acróbata de ellos, vuelve a dar con un canto en los dientes a los que le quieren enterrar porque no le entienden, o porque no le quieren entender, y sigue siendo más sencillo que todo lo que se piense, se trata de entretener, involucrar, mover y hacer uno al público de las salas. El mago del suspense lo vuelve a conseguir y ya son muchas.
En la película podemos de nuevo dejarnos llevar por un tono de sorpresa tranquila, de suspense desconocido, de personajes envueltos poco a poco en un mundo nuevo que no conocen y que comparten con todos nosotros, en un detalle general que resulta siempre inverosímil, que más tarde pasa por convertirse en interesante y al final todo totalmente convincente.
Pero no sólo de fuegos de artificio vive el hombre, así que el director rellena sus momentos de guión con amor, con espíritu de lucha, de pensamiento humano, para dar una lección, o al menos enviando al mundo, un mensaje positivo de aviso, de conjunto, de unión, que hace del film no sólo una hazaña de cine, que tampoco en esta ocasión los planazos se han dado con alegría, sino en una película que viaja más allá, tanto en su construcción, tanto en lo que cuenta, como en lo que representa, la magia, lo imposible hecho realidad con sentido común por encima de todo.
Al final, el meollo puede ser esa casi escena final, cuando el ser humano, mirando a la vida directamente a los ojos, queriéndose en los momentos últimos, no se resigna a sentir miedo y luce sus mejores galas para enfrentarse al destino, el regalo de nuestra existencia, con entereza. Este mensaje es especial, y se vende solo en pocos films, M. Night Shyamalan, lo consigue una vez más, expresar con historias cortas lo grande que puede ser el ser humano en lucha y comunicación con las cosas olvidadas y especiales de su entorno. Al final en sus películas consigue que sus actores no sean personas que repiten un diálogo, sino seres que sienten y hacen sentir.
Nota: La historia y su intención no lo necesita, pero a nivel cámara puede que sea una de las más pobres del director.