Crítica de la película Un buen año (A Good Year) por Iñaki Ortiz

Es una comedia romántica, lo sé. Está el chico, la chica, los secundarios graciosos, están los tópicos regionales, y sobre todo, está el protagonista atrapado en su propio trabajo donde es el as, sin dejarse a sí mismo disfrutar de la vida que le rodea – algo que parece ser que los americanos necesitan repetirse una y otra vez... es otro mundo. Claro que está todo eso, porque es una comedia romántica y no quiere no serlo, quiere jugar con todas las reglas cumplidas encima la mesa.

Pero ya de entrada el chico no es Adam Sandler. Para el chico se ha escogido a Russell Crowe, que se diría que no pega ni con cola en una comedia de estas características, sin embargo, olvidándome de sus espaldas de jugador de rugby, creo que está perfecto. Sabe cogerle el punto y el ritmo a la sonrisa y al comentario. Está ágil, fluido, cómodo y natural. Demuestra ser un actor versátil, una vez más.

Está la chica, sí, pero tarda en aparecer y tarda aun más en tener alguna importancia, de ninguna manera es el motor principal de la historia y esto resulta atípico y de agradecer. Y aunque no sea tan importante no deja de ser entrañable. Pero aquí la protagonista no es la historia de amor, lo es el lugar, sus viñedos, el sol y el ambiente completamente agradable y sugerente que tan bien ha sabido retratar Ridley Scott. Crowe manchándose con un tomate, sin darle importancia o sentándose en una mesa junto a la casa, aún en pijama.

Esto hace que esa historia tan repetida de hombre de negocios que ha de descubrir la buena vida cobre una importancia mayor, pues no se trata sólo de un contexto para otra historia, no, es la esencia de la película a nivel narrativo y visual.

Y si Scott borda la atmósfera de lugar idílico durante toda la película, en lo que se luce también es en el ritmo. Tan seguro se le ve que se atreve a retar al público hasta dos veces, cuando por boca del personaje de Albert Finney se dice que el secreto de una buena comedia reside en el ritmo. En mi opinión, este apartado está bordado, cosa, creo yo, nada fácil. No deja un segundo para plantearse si es una mala película. Es curioso además que ofrezca a la vez ese buen ritmo y esa sensación de paz y tranquilidad. El punto está captado a la perfección.

En general todos los actores están muy bien y una mención al pequeño Freddie Highmore que demuestra que no tiene por qué ser un odioso niño adorable siempre.

Una buena comedia romántica para disfrutarla con un sonrisa.