Crítica de la película La delicadeza por Olmo

Personalmente creo que hay cintas que agradecerían ser proyectadas en épocas otoñales, visionados resultado de tardes de invierno donde el viento, el frío y la lluvia te empujan directamente a la taquilla y a consumir el cine más "golosina", fino, delicado y romántico capaz de levantar la esperanza más sedentaria de la mayoría de los mortales en cuanto al amor se refiere. Pero no siempre llueve a gusto de todos. Es más, no estamos en época de lluvias y mientras salga el sol mantengámos la esperanza. Y si no podemos nosotros quién mejor que nuestro bizcochito galo más apreciado Audrey Tautou para hacerlo. Ella en compañía de François Damiens presenta La delicadeza, un título que ya desvela enormemente la textura de la cinta.

David y Stéphane Foenkinos son los directores de orquesta siendo esta su opera prima. En casa, Francia, ha tenido una aceptación más que notable al menos por la crítica siendo nominada en varias categoría de los Cesar. Lo hicieron Bienvenidos al norte o Intocable y ya forman parte de la memoria colectiva de cualquier espectador a corto plazo. Aunque aquí la risa, la comedia en definitiva será una consecuencia del plato estrella que no es otro sino la verdadera historia de amor que con sumo cuidado y delicadeza asoma la cabeza. Sin necesidad de resucitar la comedia romántica pero sin hacerla desaparecer. Una fusión de ambas con el inconfundible y necesario estilo del gallo, sus ingredientes más tópicos pero tan encantadores. París asoma una vez su cabecita para rematar una jugada que todos sabemos de memoria. Y que nos gusta.

El cómo y cuándo conoce chico a chica o viceversa con un estilo ligero, suave y rematadamente romántico desde el interior de algún piso heredado de algún boulevard llegado a menos, una terraza o el encuentro inesperado en el trabajo con el ¿amor de tu vida? Desde luego que no falte el gusto, el detalle, la insonorización y ese toque de canela.