Está claro que Kevin Spacey no es sólo un gran actor sino también un actor de lo más completo. Nos ha de demostrado lo bien que canta y lo bien que baila, perfecto, no está nominado esta semana. ¿Y su faceta como director? ¿Y como guionista? Creo que tiene el aprobado garantizado con esta película como prueba, veremos hasta donde podemos subirle nota.
Es la típica película biografía musical, sí. Cada vez que veo una (“Ray”, “En la cuerda floja”) salgo molesto, pero molesto conmigo mismo, me odio por disfrutar la misma película una y otra vez. O quizá no es siempre la misma. Quizá “En la cuerda floja” tenía sus virtudes y quizá esta película tenga sus puntos diferenciadores.
Es de agradecer el intento post-post de la película que trata sobre él y el crío que es quien le interpreta siendo niño – otra cosa habría sido decepcionante. Es de agradecer que siendo un musical sea voluntariamente grotesco y replique que los recuerdos son como un rayo de luna. Todo eso está muy bien, aunque no termine de ser perfecta la simbiosis película dentro de la película. Está claro que Spacey ha decidido intentar, al menos intentar y en parte conseguir, ir un poco más lejos dentro de la ya clásica estructura bio-musical. No toquemos esta canción de entrada, reservémosla. Muy bien.
Como director acierta. Acierta como muchos otros actores metidos a directores en buscar lo llamativo, en buscar pequeñas virguerías (George Clooney, recientemente Antonio Banderas, los últimos Mel Gibson...), pero Spacey les gana a todos ellos en algo mucho más olvidado: la moderación. Sabe cuando debe ser convencional y no molestar a la narración. No es un maestro pero se maneja bastante bien.
Esta claro sobre qué quiere hablar el actor: sobre sí mismo. Se hace una película a medida y después nos cuenta la historia de una persona que poco a poco llega a triunfar. Podemos recordar a Spacey en pequeños papeles allá por “Armas de mujer”, buscando su lugar en Hollywood. Ahora lo tiene y se lo ha ganado a pulso, como su personaje, así que baila, canta, lo da todo en la actuación y nos grita que el es uno de los grandes, que es muy bueno, y tiene razón. No me importa este derroche de ego, de hecho me gusta.
Lástima que (porque tiene que haber un lástima que) la película tenga que atenerse a esas historietas de problemas matrimoniales, y traumas infantiles que nos tienen un poco hasta la coronilla. Aunque no está nada mal el secreto de su madre. Una lástima que la estructura general sea tan extremadamente reconocible. Una lástima que el final se alargue y tengamos que ver ese bochornoso baile con niño. Y sobre todo, una lástima de esquema de triunfo y caída con leve subida final.
Lo siento, lo dije en el título de la crítica de “En la cuerda floja”: que sea la última vez.