Tercera película del prometedor director Darren Aronofski, tras Pi y Réquiem por un sueño.
Creo que por todos son conocidos los problemas con los que Aronofski se encontró en el rodaje de esta película que estuvo trufado de problemas y que terminó siendo muy costoso.
De primeras, la película iba a ser interpretada por Brad Pitt y Cate Blanchett, pero finalmente Pitt se decantó por Troya y dejó a Aronofski con la puerta en las narices.
En esta película podremos ver a Rachel Weisz, compañera sentimental del director, y ganadora de un Óscar como actriz secundaria por El jardinero fiel y Hugh Jackman, Lobezno en la saga de los X-Men, y al que hemos visto últimamente con mayor o menor acierto en otros trabajos como El truco final o Scoop.
Creo que es de dominio público también la división de opiniones que hubo tras su proyección en Venecia y el halo de película pretenciosa y pedante que trae la misma.
Si os soy sincero, en su día pensé que esta película sólo podía ser de 1 o de 5 y, huelga decir, que yo claramente no me decantaba por el 5, porque no es mi cine y porque estas moderneces que van de modernas se las dejo a los precríticos más afines al post o al postpostmodernismo.
Ahora bien, tras ver la reacción de la gente de verdad, no la de los críticos convencionales, parece que la película no es tan de contrastes como me temía y ello me lleva a reconocer mi error y pensar que esta película sí que pueda ser de términos no tan extremos.
Así que si existe el centro-izquierda en política y tiene éxito, pues yo decido adscribirme al 2 y esperar una película que me temo tendrá mucho de cáscara y no tanto de contenido.
Pero...todo hay que reconocerlo, esta película es muy capaz de despertar mi curiosidad.
Veremos.