Otra película de Los 3 mosqueteros,
en 3D, con Orlando Bloom, con Logan Lerman (ídolo
juvenil) y del director de Mortal Kombat.
Si no has seguido leyendo, pensarás
que mi opinión sobre esta película está por los suelos. Pues no, o
al menos no tanto. Para empezar diré que no tengo ningún problema
con Bloom, creo que funciona bien en papeles sencillos tipo Legolas.
No me emociona Lerman como protagonista pero creo que se le podrá
aguantar. ¿Y el director? Paul W.S. Anderson un tipo que
básicamente realiza unas divertidísimas malas películas como Alien
vs Predator o Soldier, y que es capaz de llegar a un
título hasta de cierta calidad como es Horizonte final. En
general lo disfruto, aunque puede ser algún tipo de tara mental mía.
¿Y qué nos queda? Otra película de
los mosqueteros, esta vez en 3D. Todos pensaremos inmediatamente que
esto es otra adaptación sin alma del clásico (como ya hay muchas) al servicio
del 3D, ese negocio que empieza ya a agonizar. En parte puede ser así,
pero estoy seguro de que Anderson ha aportado parte de su osadía sin
complejos. Y es que si miramos bien podemos encontrar en esta
película elementos de Steampunk, acción espectáculo (al que el 3D
no tiene por qué sobrarle), fantasía oriental, Milla Jovovich que parece casi luchar contra zombies y todo lo que quiera añadir este
director absolutamente falto de vergüenza.
Además la película cuenta con el
caché del genial Christoph Waltz que mejora todo lo que toca, el
interesante Mads Mikkelsen (danés visto en películas
americanas como Casino Royale) y Matthew Macfadyen a
quien alguno conocerá más por la miniserie de Los pilares de la
tierra.
En fin, una película que lo tiene todo
y que, sí, de vez en cuando insultará nuestra inteligencia o caerá
en recursos infantiloides, pero probablemente tendrá personalidad y
será divertida. Lo único que no le perdonaría es que me aburriese.