Después de quedarme encantado con la primera parte de esta historia, que según dicen sigue con la temática de esa Hostel, me animo profundamente a volver a la tentación de ver ese terror sin demasiada sangre pero no por ello menos valiente y lleno de muecas del rostro del espectador.
Como bien dice mi compañero Beiger en su precrítica, Eli Roth presenta una carrera futura muy importante y esto no caerá en saco roto, quiere, puede y va a conseguir renovar en cierta medida un género que puede encontrar nuevos matices donde hacerse más hueco.
Quizás sea un capricho mío, pero puede merecer la pena aunque baje la calidad, porque segundas partes en este mundo de sangres suelen ser un tanto peligrosas, acaso ahora quiere mostrarnos más senos que en la anterior y por esto continúa, estoy dispuesto a aguantar sencillez si me sigue contando por donde van los tiros de la experimentación, y ya sabéis a lo que me refiero los que habéis visto la primera entrega.