Brick, la primera película de Rian Johnson es, cuanto menos, sorprendente. Johnson consigue demostrar su dominio de los mecanismos del cine negro en una película que se nota hecha sin ningún presupuesto y que, además, tiene un guión cuyos diálogos están cubiertos por una capa de fina ironía. Brick tiene muchos puntos positivos, pero también es verdad que se trata de una película bastante tontorrona y sin mucho sentido (a ratos incluso con una atmósfera algo Lynch).
En The Brothers of Bloom ya hay un cambio respecto a Brick: al menos estará dotada de un buen presupuesto. Así que seguro que nos veremos alejados de institutos noir y otros escenarios chirriantes e imposibles. Me gusta pensar que en ésta segunda película se confirmará el dominio de los mecanismos cinematográficos que demuestra en Brick y que, además, tendrá más posibilidades de dar rienda suelta a ese particular humor que parece tener.
Como en la segunda película de cualquier otro director, ésta nos ofrecerá la posibilidad de confirmar si los puntos fuertes de Brick fueron fruto de la casualidad o si realmente estamos ante un director prometedor...
Rian Jonson: ¿una esperanza para el cine independiente?