Esta película se presenta con una nominación al Oscar como Mejor película de habla no inglesa, varios premios de la Academia de cine israelí como Mejor película, director y guión, la mención especial de la Cámara de Oro en el Festival de Cannes y otros premios en diversos festivales de cine. Con un palmarés como este se puede asegurar que se trata de una cinta por lo menos interesante y que además parece atreverse con realización cercana al documental.
Esta historia coral nos narra el conflicto palestino-israelí con un alcance más amplio, ya que la acción discurre en la ciudad de Jaffa dónde convive población árabe, judía, cristiana y musulmana. Uno de sus grandes alicientes puede ser que las labores del guión y dirección las han compartido Yaron Shani y Scandar Copti, israelita el primero y palestino el segundo, que han unido fuerzas en su primer largometraje para mostrarnos la dramática situación que se vive en esa ciudad, con crudeza y sin partidismos.
Una película dura, que promete un ritmo trepidante enlazando diversas vivencias de los personajes, dónde la violencia inevitablemente se abrirá paso.