Lo que en mi precrítica deseaba que fuese una película de corte festivalera se ha cumplido satisfactoriamente. El debut de Stephane Gauger ha sido prometedor. El resultado ha sido en mi opinión el de un film serio y sencillo. La valoro de una manera muy positiva ya que la humildad del trabajo de Gauger se ve por todas las esquinas. No ha faltado esa belleza asiática. Su gente, las sopas calientes, las terrazas de carretera, las motocicletas, la polución, los hoteles y los restaurantes más típicos acompañados del sonido del tráfico y de la gente en la calle. Pureza oriental. Gauger ha trabajado con libertad y sin ser ni muy pudoroso ni poco crítico ha mostrado una fotografía actual, contemporánea de la ciudad de Saigón. La película reparte el tiempo de la misma en cinco días con gran agilidad sin llegar a pisar el acelerador en ninguno ellos. Sin hacerse pesada. Con calma, a buena velocidad y con ritmo de un diálogo fresco que ha gozado de buena salud durante la proyección.
La historia en cuestión me ha resultado sencilla, básica, intimista, cargada de emociones y sentimientos. Muy apta para un festival. Tres biografías solitarias acaban formando una familia capaz de superar el horror y la catástrofe humana con amor. El amor les protege y les libera de la catástrofe individual que cada uno sufre. Un mensaje tan humano que a algunos les puede parecer ridículo e incluso inaguantable. En mi opinión, no es así. La historia se adentra en una víctima de los excesos de esta sociedad y ofrece debates tales como la inocencia interrumpida, la madurez pronto adquirida y en definitiva el de la dignidad que están al orden del día en los festivales más cercanos. Saigón nos ofrece las dos caras del ser humano.
Cinco días en Saigón conquista el corazón del espectador. Es una apuesta cinematográfica muy interesante. Un auténtico retrato minimalista de la sociedad oriental. Poco pincel y gran lienzo. Un trabajo de primerísima calidad. Precisamente no trata de ser un producto tan pesado y de ritmo lento como otras de su estilo. Y precisamente la agilidad de la historia, la sencillez de sus diálogos son recomendables para ese espectador que nunca se ha arriesgado a rozar este tipo de cine.
Aposté por ella en su momento y ratifico mi postura. De lo mejorcito que ha pasado por nuestra cartelera en verano. Me ha conquistado.