Interesante película, pero coincido con Beiger: sólida y correcta pero sin ir más allá de eso. Y es que realmente no hay nada que llame en exceso la atención, aparte de la extrema delgadez del su protagonista y la ambientación supuestamente en América y realmente en Barcelona (para alguien que vive en España da el cante ver contenedores de basura, lavabos “Roca”, tipos de casas... Aunque han hecho un trabajo encomiable de maquillaje de ciudad, coches americanos, carteles en inglés por todos lados... ¿no les habría salido más barato irse a EEUU a rodar).
El caso es que la película nos cuenta una historia que ya conocemos. De hecho era inevitable ver que el protagonista tiene alucinaciones y amigos imaginarios, ¿acaso no le pasa lo mismo a Edward Norton en “El club de la lucha” por tener insomnio precisamente? Todo muy trillado. A favor del guionista hay que decir que es consciente de ello. O al menos eso parece por su decisión de no ocultar demasiado lo que sucede. No pretende engañar a nadie y eso en parte se agradece hoy en día. El problema es que el argumento se queda corto de fuerza por el hecho de la anticipación que sufre el espectador frente al desarrollo de los hechos. Nuevamente esto aumenta su solidez pero hace que la película no despunte. Vamos, un tres estrellas clavado.
En su favor, las interpretaciones, especialmente la de Christian Bale, que hace algo más que adelgazar monstruosamente. Este chico vale, por Dios, reconózcanle y que deje de hacer barbaridades con su cuerpo. Ya le veremos que tal como Batman.
Pero sin duda la mayor baza de la película es su fotografía. Ofrece una estética muy acorde con la historia y que apoya mucho las sensaciones que transmite la película. En suma he quedado contento con la película, pero me temo que puede ser pronto olvidada.