Hacer una precrítica de una película de Woody Allen siempre es un fastidio. No se me molesten los de las primeras filas. Lo digo porque en la función de precrítico de ir descubriendo y desenmadejando ovillos de nombres y de cultura cinematográfica Woody Allen no juega.
El director neoyorquino es conocido por todo el mundo. Y los actores que trabajan con él...¿qué os voy a decir? En esta ocasión está Owen Wilson, acompañado por Adrien Brody, Michael Sheen, Rachel McAdams, Marion Cotillard y hasta Carla Bruni. Vamos, que todos se presentan solos.
Allen lleva unos años haciendo una especie de homenajes a diferentes ciudades de ensueño. Empezó con París, lo quiso extender a España, con Asturias y Barcelona, y continúa por Roma. Talento no le falta, aunque a veces algo le falla, y sigue a su ritmo de película por año, eso sí, con resultados muy alejados de la que para mí fue su última master class, Match Point.
Mis compañeros fueron con el piloto automático y, quizá, el menos animado que fue Rómulo ha salido encantado del cine y con ganas de hacer un documento, permítanme calificarlo así, imprescindible para todos aquellos amantes de Woody Allen y de precríticas.
Eso sí, el señor Allen es garantía de buen cine.
Nos vemos en el cine.