Se cuela en la cartelera la película ganadora del Premio al Mejor Director en el último Festival de Cine de Cannes, en concreto el reconocimiento fue para Nicolas Winding Refn, un director joven danés con ya nueve películas a sus espaldas y de las que sólo he tenido la ocasión de ver Valhalla Rising, una interesante película ambientada en el mundo vikingo. Un director que, además, incluso cuenta con una adaptación de Agatha Christie para televisión en su currículum, cuestión que todo aquel que me siga y conozca mis gustos supone darle un punto extra. Lo siento, es mi debilidad.
Refn nos trae esta su primera propuesta estadounidense de la mano de una historia ya convencional como es la del silencioso conductor, en la línea de lo que ya hizo Walter Hill con The driver y, sobre todo, aquel Alain Delon en Le samourai. Esa historia ya conocida parece que aquí viene barnizada con mucho rollo cool y con un punto de violencia superior al de sus predecesoras. Refn hará las delicias de los espectadores con su cámara y el montaje y el uso de una banda sonora que seguro se quedará pegada a nuestros oídos por mucho tiempo. El problema está en si ese fulgor que nos deslumbrará durante los primeros rollos de la película se tornará en algo concreto con lo que dejar como poso una sensación de satisfacción general y, lo más o menos importante, final. Yo creo que no.
Resultará de interés comprobar las evoluciones del ya estrella Ryan Gosling en un papel en el que tendrá que mostrar que tiene madera de divo, y de Carey Mulligan, a quien vimos aparecerse en An education, y despuntar en Nunca me abandones, una actriz muy interesante a mi juicio. Pero la temporada de premios estadounidense está marcando a Albert Brooks como la verdadera breakthrough interpretación ya que se ha colocado como uno de los grandes favoritos para obtener el óscar a mejor actor secundario. Finalmente, para los amantes de Mad Men y una figura que no podía faltar en un producto perfectamente cool: Christina Hendricks, la inolvidable Joan de la serie más cool.
Con todo, una película muy palomitera que servirá para que el público llano retenga un nombre, el de su director, muy a tener en cuenta de cara al futuro. Para los demás, un vistoso envoltorio que desgarrar como estamos acostumbrados por la época navideña en la que se ha estrenado el film.