El tandem Mazo-Telleria es un reflejo de buenas intenciones, honestidad y cariño. Una situación de más muerte que vida, la agonía, una muerte anunciada como casilla de salida y desde donde comienza un recorrido corto, estrecho y con poco margen de maniobra, convirtiéndose más en una reunión de amigos simpática y divertida con historias de amor anunciado conforme los minutos pasan sin subir ese peldaño necesario para coger la altura mínima. Por el contrario, prioriza simpatizar y abrazar al espectador con muestras de cariño expresivo y melódico antes que rebasar líneas peligrosas que la conviertan en una cualquiera, demasiado pretenciosa o directamente una habitación con oxígeno no renovado. En este sentido, digo que es sincera y honesta por naturaleza. Esto hace que la sientas parte de tí mismo y lo parezca o no esto es muy importante.
Al hilo de esto es todo un lujo despertarse con Goenaga y Otxoa o soltar unas carcajadas con las ocurrencias de Losada, pasando por una Itziar Atienza que da pasos agigantados para papeles de mayor envergadura y terminando con la protagonista Sara Cózar que todo lo vale, el filtro de toda la cinta, su mayor trabajo hasta la fecha en cuanto a espacio-tiempo y que afortunadamente no será el último. ¿Será su trampolín?
Film pequeño con estrellas que lo valen. Un trabajo que no engaña y resulta ser lo que parece ser desde un principio. Sin llegar a ser apetitosa pero que deja un regusto agradable. El tandem no funciona mal. A la espera de una próxima cinta más salvaje sin dejar de lado la autenticidad, naturaleza y delicadeza de lo realizado hasta ahora. A la espera de una tercera.