Hacer de lo cotidiano un valor diferenciador es algo constructivo y esperanzador. Y puede ser aún más práctico si lo llevamos al cine. El séptimo arte ya no puede tirar de viejos carros como antes y seguro de sí mismo intenta sacar pecho otorgándonos no amplias ofertas de historias sencillas, humildes, naturales pero sinceras, muy sinceras. Y si además es el cine el paso definitivo para dar con la tecla adecuada mejor que mejor. Another year es el espíritu de cinta europea capaz de todo lo peor y lo mejor a la vez. Son de estos films que se estrellan en taquilla o que disparan los números de espectadores en los fin de semanas otoñales como es nuestro caso. Porque sinceramente, es un producto cómodo y nada pretencioso.
Hablemos más alto y claro, pongámosle galones. Nominada en Cannes 2010 a mejor película. Aunque su nombre propio sin duda es el de Mike Leigh, director de películas como Happy, un cuento sobre la felicidad, Todo o nada, Secretos y mentiras o El secreto de Vera Drake. Sin duda un hombre con currículum. Pero no es el hábito lo que hace al monje pero confío en su capacidad de seguir haciendo bien lo que ha hecho hasta ahora que demostrar alguna faceta desconocida hasta ahora. Leigh es de los que sabe tratar una manzana. La lava, la pela y se la come a pocas. Y es que Another year no debe ni puede permitirse ser la más codiciada pero su naturaleza es la mejor de sus expresiones y por eso se ganará al público.
Simplemente es saber demostrar que el estado normal de las cosas forma parte del orden natural y que por lo tanto, existe y tiene que se transmitido, explicado, contado y en formato cine que es más cómodo no lo vais a negar a estas alturas. Posibles riesgos: que se pierda y empieze a dar vueltas sobre sí misma. También puede ocurrir que sea tan banal que nos pueda caer antipática. Errores o manías que un tipo como Leigh no puede permitirse a estas alturas. ¿O sí? Ni desentona ni es exquisita, simplemente ella misma.