Crítica de la película Match Point por Romulo

Simplificaré mi trabajo señalando que estoy de acuerdo, así de primeras, prácticamente en la totalidad de lo comentado por mi compañero Sherlock en su crítica.

Magistral el plano del anillo, por todo: Porque es bellísimo, porque es certero en su planificación mimética al plano inicial de la pelota de tenis, y porque induce a pensar en el desarrollo de la trama de la manera contraria a la que luego todo sucede. La bola cayó de tu lado, mala suerte, piensa uno. peo resulta que esta vez la bola debía caer en ese campo. Grande, Allen, muy grande.

Sutil y justamente esbozado (especificarlo más hubiera sido vulgar y torpe, Allen no caería en eso) trasfondo social, aderezado además con gracietas de cinco estrellas como el detalle de que los ricachones y pijos Hewett vayan al cine a ver... ¡Diarios de motocicleta!

Triunfante el elenco actoral. A no ser que mi memoria me falle, creo que no había tenido la oportunidad de ver en faena a Jonathan Rhys-Meyers. Pues bien, me ha parecido un protagonista sólido y convincente, en un papel, además, para nada sencillo. Coincido plenamente con Sherlock en la presencia y potencia sensual que la Johansson confiere a su personaje. Y, en mi caso, si Sherlock subrayaba a Brian Cox como un tercer intérprete que había llamado su atención, en mi caso prefiero remarcar el nombre de Matthew Goode, increíblemente magnnético en los primeros minutos de película en el rol de adinerado hijo de papá, alumno de tenis del protagonista. Luego su personaje perdía presencia y minutos en pantalla, pero durante el primer tercio de película sus apariciones llegaban a deslucir al resto de intérpretes. Estoy seguro de que empezaremos a verle mucho más, de ahora en adelante.

Por cierto que los dos curiosos policías son auténtica cantera británica: James Nesbitt magistral en 'Sunday, Bloody Sunday', y Ewen Bremner, aquel entrañable heroinómano de 'Trainspotting'. Grandes aciertos de casting, todos ellos.

Sobre la película, ¡qué más decir! Que sí, que es muy Delitos y faltas, y que por lo tanto (y el propio Allen lo chiva; es el libro que el protagonista lee en una de las secuencias iniciales) es muy Crimen y castigo. Y me encanta. Que Allen tiene una tranquilidad pasmosa, la que confiere la seguridad de estar haciendo las cosas bien, para presentar la historia desde el principio, desde el primer día de su personaje en Londres. Y sin prisas, ya irán sucediéndose los acontecimientos, a su momento. Magistral.

Quizás me han chirriado algunos diálogos, sí. Pero lo achaco más a la traducción, probablemente («-Si no la pifias... -¿Cómo iba a pifiarla? -Si insistes en ligarme. -¿Cómo sabes que ocurrirá?»; suena muy poco natural, pero seguramente tenían que encontrar esa frase corta para cuadrarla con el movimiento de boca de Rhys-Meyers, en lugar de una más natural: "¿y por qué iba yo a ligar contigo?", o similar, seguramente más fiel al Allen original).

No pondré más pegas. Porque no las hay.


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