Pues nos encontramos ante una rareza más del director de American Pie que ahora cree tener lo suficiente para ser criticón en su país. Un programa de jóvenes talentos que representan un sueño americano es la historia a seguir en lo que algunos catalogan de crítica voraz, o decidida, a lo que yo creo sería el politiqueo amaericano.
No me atrae mucho la película porque entre otras cosas, el cachondeo no es signo de éxito, llevar la crítica a una película tan larga obligada a ser hilarante sin remedio puede provocar suicidios variados de guión, aunque este no tenga mucha importancia aquí, y suicidios de credulidad. Unos minutos de meterse con algo vale, pero toda una producción buscando lo mismo. Este es el peligro de un film de poco rasero que probablemente pasará desapercibido después de 3 semanas en cartel.