Y claro, uno cuando se enfrenta a este film no puede más que sospechar tanto por la foto como por el título, más cuando uno ahonda un poco acaba por fundamentar las sospechas, se trata de un retrato de una dama, religiosa y de nombre Hildegard Von Bingen lejos en mentalidad para su tiempo. Vamos, carne de cañón.
La directora berlinesa Margarethe Von Trotta, que sigue en la línea de conformar películas con grandes féminas de siempre como protagonistas, nos ofrecerá un buen llevado producto pero aburrido lienzo de época y decrepitud político social. Supongo que en films como este la apetencia es lo más importante, no por lo espiritual del momento, sino por la sensación de la enorme cuantía de films de grandes sufridores, tanto hombres como mujeres, que ya hemos contemplado. Un género aparte que se repite de manera claustrofóbica incluso.