No soy amigo del cine Italiano. Parece que no se puede hacer una afirmación más prejuiciosa si se puede tratar a un precrítico de prejuicioso sin perder el gesto serio. Bien, a lo que iba, el estilo habitual en el cine de esta nacionalidad no va conmigo, claro que nadie dice que esta película vaya a seguir el estilo habitual. De hecho creo que es un tipo de película que podría haberse hecho en otro lado, sin ir más lejos me recuerda, así a priori, a la china Sunflower.
Ante todo, está claro que esta es una película de festival. Ha estado en Cannes, en Locarno, en Toronto, en Sevilla, en Tokio… aunque no ha salido cargada de premios. Donde sí ha recibido unos cuantos es en su país, en los David de Donatello, entre ellos el mejor guión y el mejor actor principal.
Tendrá ese sabor a nostalgia de otros tiempos, a lo Aquellos maravillosos años, o lo que es lo mismo, a lo Cuéntame. Entiéndase que cuando digo nostalgia no hablo del recuerdo de tiempos mejores a nivel social sino del recuerdo de la juventud, que casi siempre es recordada como un tiempo mejor. Un tiempo que, naturalmente, coincide con la adolescencia del director, Daniele Luchetti. Aunque seguramente este nombre no sonará demasiado por aquí, ha recibido algunos premios antes y ya ha participado varias veces en festivales de prestigio. Una película suya con cierto éxito fue La voz de su amo, con Nanni Moretti.
Será una historia sencilla, con carga política de fácil entendimiento, con valores limpios como posiblemente serán los encuadres y la fotografía. Una historia de familia y para la familia. Sin duda, una película que es bien recibida en un festival, aunque tan anticuada, tan vista que no tendrá demasiado interés.
Una opción fácil para el espectador, que siempre queda bien para nombrar en sociedad. Así se puede ser cultureta sin sufrirlo, pero claro, sólo de nivel básico. Indicada para un domingo por la tarde. Es difícil que disguste.