A veces nos topamos con propuestas tan sumamente originales que uno no sabe si aplaudir de antemano o adoptar una actitud prudente. Normalmente nuestros temores se terminan confirmando, pero en ocasiones nos damos de bruces con auténticos diamantes en bruto. Esperemos que sea el caso de esta película. Sauna es el segundo trabajo del director Antti-Jussi Annila, un hombre al que le gusta jugar con las referencias culturales y los géneros. Junto al guionista Iiro Küttner se atrevió con una idea tan alocada como aunar la mitología china con la finlandesa en una historia de amor y aventuras. Por desgracia, con Jadesoturi la jugada no les salió del todo bien.
En esta ocasión el tándem creativo se embarca en una película sobre el pecado y la redención ambientada en una ucronía europea. Se trata de un proyecto ambicioso y tremendamente metafórico, recreado a través de una poderosa fotografía. Los actores no nos resultan conocidos. Si alguien ha oído hablar antes de gente como Ville Virtanen, Tommi Eronen, Rain Tolk o Viktor Klimenko, puede ponerse una medalla. Eso no quita para que no vayan a lucirse. No sería sensato recomendar Sauna a todo el mundo. Presumiblemente, su terror contemplativo solo será apto para el espectador atento y acostumbrado a películas difíciles. Aunque el film haya tenido tantos detractores como defensores a ultranza, es innegable que supone un soplo de aire fresco dentro del género. Puede ser todo un descubrimiento de autor.