En el cine más que en ningún otro templo hay que soñar y creer, tener fe en definitiva. Si no nos creemos algo o a alguien apaga y vámonos. En estas circunstancias y a estas alturas Premonición no es precisamente una que me inspire confianza. A pesar de su procedencia gala y de un reparto de lujo cinematograficamente muy adulto con el mismísimo John Malcovich a la cabeza, a Romain Duris (Los seductores) llevando la tricolor francesa hasta embajadores del cine canadiense como Pascale Bussiéres, no la considero una cinta de interpretación, más bien los personajes dependen de las circunstancias, arrastrando roles y códigos de film de acción suave y suspense controlado.
Su director es Gilles Bourdos y este es su segundo trabajo tras Inquietudes. Estre trabajo lo traslada a un universo más comercial, seguramente más interesado en las cifras de taquilla y el sabor mediocre de palomita. Nada que ver con un producto de calidad y más con los ojos puestos en futuros proyectos. Esta puede ser una cinta que el espectador suele respetar debido a su temática pero que se pierde en la memoria de los que llegan a pagar por verla. Se trata de una película medium que mata las horas muertas y deja sabor dulce de chocolatina. Vaticino una sesión rapidita sin cuchicheo ni molestia alguna.
A la sombra de Eastwood y su Más allá de la vida. Muy lejos de poder llegar a ser algo. No es el momento de llevarnos por estos lares. Será cuestión de creer y en eso soy excéptico pues el cielo está en la tierra.