Lou Ye tiene famita de director chino de cine comercial chino, dentro de lo que podremos llamar comercial chino y centrándonos en historias dramáticas, nada de acción y tiros. En esta ocasión se pasa por Francia donde le han dejado trasladar sus historias medianamente tristes sobre la dependencia humana al cine galo.
Summer palace o Spring fever son ejemplos de película que no han terminado de agradar en sus universos agónicosy que ahora con Tahar Rahim (Un profeta), un actor de renombre internacional y muy codiciado en Francia, podrá versionear libremente en una historia dura entre un obrero y una profesora china en París.
Malos tratos, erotismo dramático, sentimientos cruzados y poderosos que describirán una posición desesperada. El problema será que nos tiene que convencer de que cuenta una historia concreta, un suceso aislado de una visión del mundo que puede que nosotros ni los franchutes compartan o crean, una sumisión peligrosa tanto dentro como fuera de la pantalla que tiene que calar. La cultura tiene mucho que ver en todo esto y ese alto es complicado darlo en las entradas de cine.