Aunque la película no es precisamente un juego de mujeres, sino de sentimientos que se encuentran entre ellas y un hombre cobarde alrededor, supongo que la mayoría de los espectadores esperaban encontrar el motivo del título en cuestión al seguir poco a poco las evoluciones de un problema, que se hace enorme con el paso de los minutos, que resume con lentitud pero bastante seguro un sentir verdadero, y que para mi gusto tiene algunos problemas en algunas escenas con el realismo de las conversaciones.
Historia firme y clara adornada con muchas escenas de silencios, el caer de los acontecimientos al final importa menos que lo que demuestran necesitar emocionalmente sus personajes. Es decir, que nos interesa más al final cómo superan la racha el matrimonio y su hija la nueva situación, que el truco final bien ejecutado para ni pensarlo en toda la película.
Esto en sí no es malo, forma parte de las diferentes lecturas que se pueden hacer del film, pero un regusto a mala utilización de los recursos se oye a lo lejos detrás de tanta escena prolongada para un final tan así, sorpresivo, que al final no viene demasiado al caso, o al menos demasiado tarde.
Me gusta la primera película, no necesito ese final, con lo que había contemplado era suficiente, para buscar sopresas en un drama está el suspense, o al menos no tanto rodeo para llegar. De todas formas decente y digna, me parece curiosa, a veces demasiado parada pero bien llevada por las dos mujeres principales a lomos de una joven que deslumbra en algunos momentos.