No soy precisamente fan de todo este rollo de animación a partir de la captura de movimientos/acción real. Me apesta profundamente el modo en que gente como Zemeckis ha echado su carrera a perder con esas zarandajas. Que se deje de tontadas y vuelva a hacer Cine.
Por la misma, me hubiera gustado que Spielberg aceptara el reto, el desafío REAL de adaptar a un Tintín de carne y hueso a la gran pantalla. Ese hubiera sido la verdadera aventura. Pero asumiendo que no ha sido así, y que ha preferido cogerse de la mano de Peter Jackson y aprovechar las facilidades de hacer cine desde la silla sin moverse de delante del ordenador, quiero abrir mi mente y proclamar serenas voces de esperanza. Porque sí, en Esteban yo creo.
Nuestro majísimo tío Steven, ese cineasta con cara de teleñeco y talento de genio, es capaz de lo mejor, si se lo propone. Ya que tendrá la libertad de plantar en pantalla lo que le dé la real gana, espero que su imaginación se desborde para bien, que no haya miedos, y que se entregue a la más absoluta de las aventuras, en el sentido clásico del término pero con las miras de un narrador moderno. Porque Spielberg siempre lo ha sido. O, más ciertamente, en sus mejores momentos siempre ha sabido ir un paso por delante.
El universo de Tintín, también hay que remarcarlo, entronca perfectamente con el del director de maravillas del género como En busca del arca perdida. Así que todo está listo, bien preparado sobre el tapete, para que nos preparen una partida disfrutabilísima.
Que así sea.