Crítica de la película Philomena por Iñaki Ortiz

La película y el personaje principal se llaman igual. Esto es un recurso habitual, pero en este caso está especialmente justificado. Lo que representa Philomena, su sencillez, su falta de aspiraciones intelectuales, su moderación, todo eso es el corazón de la película. Después estamos nosotros, los espectadores listillos, que vemos lo fácil que es su mecanismo, la ingenuidad de algunos de sus recursos, y tomamos la actitud del personaje de Steve Coogan. Philomena es la película, y el estirado periodista es el espectador.

Por eso quizá, es más fácil asimilar una propuesta tan simple. Coogan nos lleva de la mano, haciendo suyo nuestro cinismo. Los primeros veinte minutos están repletos de sarcasmo, fina ironía británica. Coogan lleva el peso haciendo lo que mejor sabe hacer: ser un divertido snob. Sin embargo, según avanza la película vamos entrando en esa historia más folletinesca, con más trama y menos diálogos afilados, entramos en la historia de interés humano. La misma que Coogan rechaza de primeras por considerarla un género menor, para un público poco avanzado.

Está claro que el centro de la película es mostrar un drama social que ha afectado a muchas mujeres, y en este sentido es un drama bastante duro. Sin embargo, me interesa más la manera en que la aborda. Primero, desde un punto de vista sin odio, amable -quizá demasiado- pero que es clave para llegar al público más condescendiente con el lado oscuro de la Iglesia. Los ateos orgullosos no necesitamos que nos convenzan más con este tema. Las señoras temerosas de Dios, sin embargo, pueden entrar mucho mejor con un punto de vista más cercano a ellas. En segundo lugar, me interesa como reivindica esta condición de obra menor, y como reflexiona sobre esa misma idea. Como ofrece una segunda lectura a un público algo más exigente, hablándole precisamente de su propia exigencia.

Excelente interpretación de Judi Dench, una más. Una mujer que lo mismo puede ser un pilar sólido del MI5 como una pobre anciana irlandesa sin estudios. Y siempre te olvidas qué es ella, porque cada personaje es diferente. Por lo demás, una película que, efectivamente es lo que se plantea ser, una obra sencilla, rozando la simpleza, muy para todos los públicos, y que me temo que será fácil de olvidar. Pero muy digna, más de lo que parece a simple vista.