Crítica de la película 4 minutos (Vier Minuten) por Hypnos

El cine alemán sigue sin defraudarme.

Es un buen comienzo o fin para esta postcrítica para una de las mejores películas del año que he visto.

Una película de la cual destacaría como mayor virtud la manera como juega con el espectador, haciéndole creer que conoce el desarrollo y el final, para sorprenderle con pequeños giros hasta llegar a un final, sencillamente, sublime.

Porque todo el mundo en la sala sabía tras verle al alcaide de la prisión hacer el primer gesto con la mano que la película terminaría con la profesora pidiéndole cuatro minutos a la pobre Jenny, y que ella tocaría como los ángeles y todo el mundo aplaudiría. Y al final sorprende con ese magnífico número musical que condensa a la perfección toda la garra del film.

Una garra que saca a relucir su director, Chris Kraus, desde el mismo inicio, que es sencillamente prodigioso, cinco minutos en los que no habla nadie, tan sólo hay música y una puesta en escena brillante y poderosa.

Como sublime es la escena del ataque de Jenny al funcionario de prisiones, la manera en que Traude se marcha y cómo vuelve al oír la música de negros con un travelling que te transporta allí mismo.

O la despedida fingida entre Traude y Jenny, en la que el piano empieza a sonar cuando aquélla abre la boca para despedirse.

O los toques de humor postpost en el concurso con la respuesta de la mozzarella, o cuando el funcionario atacado por Jenny decide meterle miedo apuntándole con la pistola y luego se le cae cuando aparece Traude.

Una película en la que los personajes están muy bien construidos e interpretados, y en la que todo está maravillosamente aprovechado para conseguir algo que parece en apariencia sencillo: ritmo.

¡Una tarde de cine gloriosa!