Con la llegada de pocos papeles para un eterno del cine de tipos duros y chistosos, Willis se tiene que acomodar a las pocas ofertas que se busca a sí mismo para seguir en las pantallas que solo le salvan en casos como "Sin City".
El director de videojuegos sabrá de sobra llenar de espectacularidad una mansión extraña y poco convencional que será testigo de nuevas situaciones de suspense, toma de decisiones críticas y algunos tiros a costa de amantes del género inagotable.
Espero un final triste, presumible y agotador, después de múltiples planos de tensión de ojos sudorosos con los que puedes acabar teniendo ganas de apagar la consola.