Crítica de la película La extraña que hay en tí (The Brave One) por Iñaki Ortiz

De pe a pa


2/5
04/10/2007

Crítica de La extraña que hay en tí (The Brave One)
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Todo el empeño que le pueda poner Neil Jordan como director, es en vano porque el problema básico de esta película es que su guión ha permanecido ajeno a los avances narrativos del cine en mucho tiempo. Es verdad que Jordan tiene buena mano moviendo la cámara, haciéndonos sentir el miedo de la protagonista en la calle cuando vemos la gente que camina detrás de ella pero no sus caras, con un encuadre inclinado. O sabe trasmitirnos la tragedia haciendo un montaje paralelo entre el cuerpo desnudo para el placer y el desnudo para la operación en el hospital.

Y precisamente eso hace más torpe un guión al que le sobran la mitad de sus escenas. Si ese montaje paralelo nos deja clara la situación, precisamente consigue que nos sobre todas las escenas introductorias, la película muy bien podría empezar ahí y no nos faltaría nada. Porque lo anterior suena a la parodia del soldado que enseña la foto de su mujer antes de morir en la batalla. Insistencia en que son muy felices, que se van a casar. Por favor, ¿esto nos hace falta hoy por hoy? Me resulta insultante.

El guión se toma tiempo constantemente en recalcar los sentimientos y las motivaciones de los personajes, como inseguro de que seamos capaces de captarlo a la primera. Cronológico, sin elipsis, pasito a pasito, punto por punto, un guión más simple que un botijo.

Cuando ya parece que todo el mundo ha podido captar lo enfurruñada que está la mujer, es el momento de iniciar un absurdo bucle de escenas idénticas hasta llegar al final.

Resulta que a esa mujer, que hasta ahora no le había pasado nada en su vida, se encuentra con todo tipo de situaciones preparadas para desplegar toda su justicia vengativa. Los disparos en la tienda, los macarras del metro, el putero… y siempre, justo antes de que la justiciera saque el arma la pequeña puntilla excusadora para que hasta cierto punto no deje de ser una “defensa propia”.

Esto es rematadamente malo, por dos razones, primero por lo torpe de su confección supeditada por completo al objetivo final del guionista, y segundo porque vemos varias veces exactamente el mismo fragmento, sabiendo perfectamente que deberemos seguir viendo lo mismo hasta el final. Un final complaciente con la protagonista como gusta a quienes no terminan de censurar los actos de esta mujer. A mí me huele bastante mal el tono de “final feliz” que se le quiere dar, para mí un final feliz sería que atrapasen a la asesina. Que quede claro, lo que no me gusta es el tono triunfal, no que se salga con la suya.

Por supuesto, es inevitable pensar en Taxi Driver. Esta sería una especie de versión comercial, ultrasimplificada y mucho más complaciente de aquella. Mucho más tonta y torpe. Casi no vale la pena ni pararse a pensar comparaciones.

Claro que algún concepto más actual podemos encontrar. Por ejemplo, es interesante ver como los jóvenes que propinan la paliza al principio lo graban en video, algo que está a la orden del día. Y por supuesto el paralelismo con la guerra (a veces incluso explícito en algunos diálogos), donde ella sería Estados Unidos, dañado por el suceso traumático del 11 S, y ajusticiando a todo país que se le ponga delante, aunque no tenga nada que ver con aquello. En fin, esto es interesante pero tampoco conviene pensar demasiado o podríamos hacer valoraciones considerablemente negativas de sus posibles interpretaciones.

Desde luego la actuación de Jodie Foster no es una maravilla como para justificar dos horas de película. Un reparto general correcto. Una dirección de calidad, imaginativa, pero este guión no se salva de ninguna manera.



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