Crítica de la película Una palabra tuya por William Munny

Siete semanas de rodaje para una película sencilla, graciosa y simpática, con el toque de sentimiento justo para ser recordada con cariño por siempre. El guión y la dirección corren a cargo de Ángeles González-Sinde (presidenta de la Academia de las artes y las ciencias cinematográficas) sobre la novela de Elvira Lindo.

Película sin más pretensiones que hacer dudar a un público que quiere sentirse feliz, que se acerca a la película con el ánimo de una historia de siempre pero moderna, con ternura y gente normal y no sale depcionado seguro. El debut de la directora fue con La suerte dormida en el 2003, y mucho trabajo en series de televisión le secundan, además de varios premios importantes destacando por ejemplo el de mejor guión original por La buena estrella de 1997 y mejor dirección nobel por su debut, en los premios Goya.

En el capítulo actoral podemos destacar a dos mujeres que llevan el grueso de la película, y que caen muy bien entre los televidentes que las conocen sobre todo por este mundo audiovisual. Malena Alterio (La torre de Suso o Miguel y William)(más conocida por Aquí no hay quen viva) y Esperanza Pedreño (más conocida por Cámara café), que simbolizan un tipo de actriz distinta, lejana de tanto glamour y belleza a toda costa, utilizándola eso sí, para el contar historias desde el noble oficio.

No va a ser para enmarcar, pero sí para guardar en un rinconcito, en el de las películas agradables y bien hechas que no especulan con nada, que cuentan simplemente un sentir y unas vidas con el gozo de no tener que rendir cuentas ante nadie. Si fuera de género otro gallo nos cantaría. Deberían animarse más a este tipo de productos.