De nuevo los actores, en este caso las actrices se encargan de levantar un guión no mal gestionado, pero sí demasiado teatrero, donde todo vale para conjuntar los pesares ocultos de personajes que se centran en las historias escondidas. No me parece mal pero a mucho público puede que le resulte demasiado evidente. Como si existiera un telón alrededor, quitando ciertos escarzeos por el mundo medianamente civilizado de la protagonista en busca de peinado, las situaciones entorno al muerto se van sucediendo dando la oportunidad a todos de demostrar cuanto le querían, qué matices tiene su personaje y la capacidad de humor negro que pueden llegar a desarrollar en sus entrañas. Cuando se habla de humor negro, en este caso desde luego se cumple.
Los sobresaltos vienen dados por espeluznantes actitudes con el cadáver, que rozan el descalabro, y que le dan curiosidad, vistosidad y alegría a un film apagado por las necesidades pero rico en gracia. Aunque poco a poco, las rarezas van en aumento, exagerando las situaciones, esto no molesta del todo a todos, o al menos a mí no, aceptando que la manipulación del guión es en este caso no un capricho como pensaba en mi pre, sino una valiente apuesta de novedad que puede que a todo el mundo, repito, no le caiga tan bien. Conmigo a podido.
En definitivamente una película que no juega como yo pensaba a mover a los protagonistas a capricho de sentimientos, sino a capricho de un bien común, una historia ya formada, con el aderezo de exageraciones entorno a la figura central bien maltratada por cierto. Una sorpresa de película, que no alcanza más por ese carácter de teatralidad que llega a forzar las entradas y salidas de personajes, pero que casi podría estar entre las más recordadas.