Uno se duerme pensando que el verano sólo es protección solar; atascos; palomitas; robots; magos y cortos, locos y apasionantes idilios, y no se da cuenta que hay Cine después de todo en una cartelera de cine.
El director de esta película es el islandés Baltasar Kormakur, al que tuve el placer de conocer en una sesión doble de cine en V.O.S. cuando en mi ciudad cinéfila proyectaron 101 Reykjavík, con Victoria Abril haciendo su papel en mitad del desierto helado. Fue una auténtica pasada que me gustó y que me descubrió un director nórdico al que seguir.
Su segundo film, Hafid, lo pude ver en el festival de cine de San Sebastián, en el glamouroso Kursaal 1, y allí descubrí a un director mucho más nórdico, recio, de drama familiar poderoso, y me enganchó aún más.
Esta película que no tengo intención de perderme es su tercer trabajo, realizado en 2005 y que tiene un título mucho más sugerente en inglés: A little trip to heaven.
Haciendo un paréntesis, Kormákur, un director prolífico, ya ha firmado su cuarta película, Jar City, a la que ya pillaré, y a la que esperaré con el celo y la paciencia necesaria que precede al disfrute sin tapujos.
Volviendo a la que toca hoy, me excito cuando compruebo que en el reparto está uno de mis actores preferidos, el imperial Forest Whitaker (Ghost Dog, Juego de lágrimas, El último Rey de Escocia -con Óscar incluido- o La habitación del pánico). Un auténtico placer en pantalla.
Junto a él tendremos a mucho islandés y al casi enterrado Peter Coyote (Lunas de hiel), que sobrevive gracias a la televisión.
Tras quemar las dos películas anteriores sólo sé que quiero seguir descubriéndolo, no sé lo que me deparará esta tercera incursión, pero desde luego sé que tiene mimbres para enroscarse en mi lista de directores a no olvidar.
Para los que les dé miedo una película hablada en islandés, ésta será vuestra película, un thriller con actores conocidos y premiado en festivales como Cognac y Goteborg.